El fin de la muerte pdf von Cixin Liu
Yang Dong quería salvarse, pero sabía que tenía pocas posibilidades de conseguirlo. De pie en el balcón del piso superior del centro de control, observó el acelerador de partículas detenido. Desde allí veía en su totalidad la circunferencia de veinte kilómetros que formaba el colisionador. Al contrario de
lo habitual, el anillo no estaba soterrado, sino encapsulado en un tubo de cemento. La forma redondeada de las instalaciones parecía el círculo de un punto final al sol poniente. ¿A qué frase ponía fin? Confiaba en que solo marcase el fin de la física. Hubo un tiempo en el que Yang Dong tenía una férrea convicción: que, si bien la vida y el mundo podían ser feos, en los límites de las escalas micro y macro
todo cuanto existía era armonioso y bello; que el mundo donde vivimos es mera espuma que flota en el perfecto y profundo océano de la realidad. En cambio, ahora le parecía que el día a día era una hermosa concha que contenía microrrealidades que, al igual que las macrorrealidades que la contenían a su vez,
eran mucho más feas y caóticas.