Why America Is Not a New Rome pdf

Vaclav Smil es actualmente Profesor Distinguido en la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad de Manitoba en Winnipeg, Canadá. Completó sus estudios de posgrado en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Carolinum de Praga y en la Facultad de Ciencias Minerales y de la Tierra de la Universidad Estatal de Pensilvania. Sus intereses de investigación interdisciplinarios abarcan una amplia área de estudios sobre energía, medioambiente, alimentación, población, economía, historia y políticas públicas, y también ha aplicado estos enfoques a los asuntos energéticos, alimentarios y medioambientales de China.

Es miembro de la Sociedad Real de Canadá (Academia de Ciencias) y el primer no estadounidense en recibir el Premio de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia para la Comprensión Pública de la Ciencia y la Tecnología. Ha sido orador invitado en más de 250 conferencias y talleres en los EE. UU., Canadá, Europa, Asia y África, ha dado conferencias en muchas universidades de América del Norte, Europa y Asia Oriental y ha trabajado como consultor para muchos EE. UU., la UE y instituciones internacionales. Su esposa Eva es médica y su hijo David es químico sintético orgánico.

Why America Is Not a New Rome pdf por Vaclav Smil

America's post--Cold War strategic dominance and its pre-recession affluence inspired pundits to make celebratory comparisons to ancient Rome at its most powerful. Now, with America no longer perceived as invulnerable, engaged in protracted fighting in Iraq and Afghanistan, and suffering the worst economic downturn since the Great Depression, comparisons are to the bloated, decadent, ineffectual later Empire. In "Why America Is Not a New Rome," Vaclav Smil looks at these comparisons in detail, going deeper than the facile analogy-making of talk shows and glossy magazine articles. He finds profound differences.

Smil, a scientist and a lifelong student of Roman history, focuses on several fundamental concerns: the very meaning of empire; the actual extent and nature of Roman and American power; the role of knowledge and innovation; and demographic and economic basics--population dynamics, illness, death, wealth, and misery. America is not a latter-day Rome, Smil finds, and we need to understand this in order to look ahead without the burden of counterproductive analogies. Superficial similarities do not imply long-term political, demographic, or economic outcomes identical to Rome's.