Roger Scruton, quien murió de cáncer de pulmón a los 75 años, fue un filósofo y un intelectual público controvertido. Activo en los campos de la estética, el arte, la música, la filosofía política y la arquitectura, tanto dentro como fuera del mundo académico, se dedicó a nutrir la belleza, “reencantar el mundo” y dar rigor intelectual al conservadurismo.
Escribió más de 50 libros, incluidas obras perspicaces sobre Spinoza, Kant, Wittgenstein y la historia de la filosofía, y cuatro novelas, así como columnas sobre vino, caza y actualidad, y fue un talentoso pianista y compositor.
Miembro del tradicionalista-conservador Grupo de Salisbury, ayudó a fundar Salisbury Review, que editó de 1982 a 2001. Esta publicación trimestral, que circuló en el bloque soviético, a menudo en formato samizdat, fue criticada en Gran Bretaña por tener actitudes retrógradas. En 1984 defendió a Ray Honeyford, el director de Bradford que había cuestionado el valor de la educación multicultural. La consiguiente hostilidad de sus colegas llevó a Scruton a abandonar en 1992 su cátedra de estética en lo que ahora es Birkbeck, Universidad de Londres, donde había comenzado como profesor en 1971. Aunque sintió que esto había arruinado su carrera académica, en el caso de que lo liberara para actividades y aventuras en un escenario más amplio.
Las bondades del pesimismo: y el peligro de la falsa esperanza pdf por Roger Scruton
Agudo ensayo sobre la naturaleza humana. A partir de un examen exhaustivo de las falacias del optimismo y de las bondades del pesimismo, Scruton nos revela que la esperanza es nuestra condena y su causa no descansa en la razón, sino en las emociones. Un libro profundo, que ilumina los rincones oscuros del alma, que seguramente no dejará indiferente a nadie."
Sylvia Eyzaguirre, PhD Universidad de Freiburgo
"Este ensayo es una vibrante, convincente y divertida reivindicación del escepticismo, entendido como plaza de resistencia contra la imaginación constructivista que ha formateado a gran parte del pensamiento de izquierda.Incluso la de sus grupos más autoflagelantes. Desde una trinchera que convoca por igual a conservadores y liberales, Scruton no solo reparte municiones para la batalla ideológica. También desnuda el pensamiento políticamente correcto, hoy por hoy el gran pretexto para movernos en manadas y renunciar a pensar.